La iniciativa Spotlight promueve la utilización de la música como herramienta de inclusión, creatividad y promoción de una cultura de paz

José Emmanuel Teresa Marlene Amaya, de 48 años, Nevy Vásquez, de 41 años, Maricela Pérez, de 39 años, Guillermo Samayoa, de 55 años, Estefani Alberto, de 31 y Febe González, de 39 docentes y formadores del proyecto “Soy Musica” durante una sesión en el Centro Escolar Margarita Durán en Santa Tecla, La Libertad. 
November 22, 2022

Texto: UNICEF | Fotografía: Óscar Leiva

San Salvador, 17 de septiembre de 2022 Candelaria Cruz Barahona tiene 28 años de ejercer la docencia, y afirma que lo más valioso de ser parte del grupo de docentes que están siendo capacitados, son las innovaciones que propone la metodología Soy Música, para motivar y apoyar a estudiantes que cursan el tercer ciclo de bachillerato, en el Complejo Educativo Santa Eduviges, en Soyapango.

Un año después, 116 maestros de diferentes zonas del país concluirán el nivel avanzado de la formación metodológica Soy Música en modalidad híbrida a finales del 2022 y se convertirán en la nueva generación de tutores que formarán a otros docentes y estudiantes en el uso de la música como herramienta efectiva para llevar inclusión, creatividad, y la cultura de paz a las aulas del país.

“Con la metodología ¡Soy Música! nos han dado estrategias para acercarnos a los estudiantes, la música me ha servido un montón.  El Estado de Excepción dejó a muchos de nuestros estudiantes solos con sus abuelas, en un grado, llegamos a tener hasta 15 estudiantes en esa situación y entre los docentes conversamos y organizamos actividades como un día de baile” narra la profesora de lenguaje.

Añade que ese día jugaron, cantaron y bailaron cumbia. Y aunque al principio se resisten a participar de lleno de las dinámicas, poco a poco, la profesora observó que lograron hacer un paréntesis, en la crisis que viven los adolescentes en sus hogares y tratar de seguir adelante.

“El valor y la utilidad que encuentro en la metodología, es que somos un país difícil. La misma sociedad excluye y etiqueta a los adolescentes y esta metodología nos permite a los docentes tener estrategias y herramientas para afrontar esta situación”-

Candelaria comparte que cuando la invitaron a participar en el diplomado ¡Soy Música! lo primero que comprendió es que se trataba sobre inclusión, coexistencia pacífica y manejo de la autoestima.

 

 

Gabriel Chévez, de 29 años, Candelaria de la Cruz Barahona, y Claudia Emeladis Echegoyen, de 38 años, trabajan en un taller del proyecto “Soy Musica” en las instalaciones del INFRAMEN en San Salvador.

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El valor de ¡Soy Música! para los docentes

Tatiana Villalobos, no es docente de profesión, pero mientras aprendía música en el Centro de Arte para la Paz en Suchitoto, se inscribió en el diplomado. Ahora ejerce como tutora en el proceso de capacitación, a la vez que imparte clases de música en el Centro Escolar Padre Arrupe, en Soyapango.

“Para mí convertirme en tutora me ha cambiado totalmente mi perspectiva de ver y conocer a las personas, de cómo acercarme a los niños y niñas, no pensar tanto en lo que quiero hacer sino en cómo puedo hacer para que los niños y niñas además de aprender, la pasen bien, y se diviertan un ratito”.

Tatiana destaca que esta metodología es necesaria en El Salvador porque el primer eslabón al que llega es al docente: “quien está con los niños y niñas es el docente y sino no está regulado física, psicológica y socialmente, difícilmente va a poder responder a las necesidades psicosociales de los niños y niñas. El docente tiene sus problemas y sus traumas y si no experimenta un cambio de sanación, difícilmente va a poder ayudar a los chicos”.

Sostiene que los docentes han manifestado que la metodología les ayuda ha acercarse a los alumnos y se sienten más seguros en el aula.

 

“La metodología nos absorbe y nos encanta replicar esta experiencia”

Leonel Urquía ha dedicado su vida entera a ejercer la docencia en la materia de lenguaje. Ahora es subdirector del Centro Escolar Anita Alvarado en Cojutepeque. Desde su experiencia como tutor de este nuevo grupo de docentes, opina que esta metodología aplicada en El Salvador tiene un sentido de oportunidad porque les permite conocer a fondo quiénes son los estudiantes y cuáles son los obstáculos de aprendizaje que experimenta cada uno.

Durante la formación, los docentes compartieron sus experiencias y resultó que la desintegración familiar es el eje transversal en todos los centros escolares y se convierte en un obstáculo para el aprendizaje.

En la actualidad advierte que muchos estudiantes llegan al centro escolar con el trauma de haber visto el día anterior la captura de sus padres y tratar de explicar este hecho recae, en buena medida en los docentes. 

“Cómo ayudarles, cómo hacer que este niño o niña se sienta que es parte de un grupo que tiene la posibilidad de seguir adelante, que se dé cuenta que vale ante el resto y que se integre con su comunidad porque la comunidad desgraciadamente tiende a marginar y a señalar. Ese es el desafío que Soy Música nos permite asumir”, asegura el subdirector.

Resalta que la metodología permite al docente reconocer que es preciso fortalecer la autoestima de los estudiantes, en la escuela deben sentirse seguros, incluidos, sin estereotipos de género, y con la posibilidad de expresar sus ideas de la manera que quieran: “los profesores debemos interiorizar que eso los hace sentirse mejor y a la larga tendremos ciudadanos con sentimientos solidarios, que promuevan la convivencia pacífica, la cultura de paz, la tolerancia y la empatía. Por eso ¡Soy Música! debería de ser parte de la currícula de la formación docente”.

“La metodología lo absorbe a uno y a los maestros y maestras les encanta, quieren replicar la experiencia y los videos que mandan lo demuestran”.

Leonel Juan Pablo Urquilla realiza una dinámica junto con docentes participantes del proyecto “Soy Musica” en las instalaciones de la biblioteca del INFRAMEN en San Salvador.

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La metodología Soy Música según Andrea

Andrea Asunción Menjívar, tiene 12 años y cursa sexto grado en el Centro Escolar Reino de Suecia, en Plan del Pito, Ayutuxtepeque.

Como estudiante participante del programa, Andrea señala que la música activa al grupo y a nivel personal ha contribuido a mejorar su comunicación, es más expresiva, plantea mejor sus ideas y es más observadora.

“Desarrollé una mejor comunicación con temas personales, nos sentimos queridos en el aula, pero con otros maestros uno siente que no puede expresarse, que no tiene derechos”.

Agrega que cada vez más adolescentes tienen problemas psicológicos y familiares, la razón es que se sienten “solos” ya sea porque sus padres han migrado o, aunque vivan con ellos, no les dedican el tiempo y el espacio necesario para expresar sus preocupaciones.

“Soy Música nos ayuda a expresar nuestros problemas y nuestras emociones. Ahora podemos diferenciar la tristeza de la depresión”, concluye.

La metodología Soy Música se implementa en El Salvador desde hace cinco años. Esta metodología ha sido desarrollada por la ONG Musicians without Borders con el MINEDUCYT y UNICEF específicamente para El Salvador. El objetivo central es ofrecer a los profesores y facilitadores comunitarios las técnicas indicadas para propiciar la creatividad y la imaginación, y promover la igualdad de género, y la coexistencia pacífica.

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